Pueblo de videntes


Amanece. La bruma imaginaria desvanece los conflictos, la lenta ciudad interior adquiere fuerza y vuelve en su ajetrear. Se les escucha ir y venir, con sus sobre saltos, sus imaginarios, sus vindicaciones. Recuperan la asamblea de voces con su ulular de cuchicheos metafísicos. La semilla bajo la verma ha transitado los intensos años tutelares, agazapada, humectada, en algún lejano rincón dentro de mis pieles. Es mas, los brotes rebeldes colorean variopinto la escarcha y el témpano.

Todo es un transito en esta ciudad, ciudad con ecos de algarabías, ciudad con presentimientos de fragancia, tu fragancia, ciudad de traslucidas visiones. De soslayo sus habitantes articulan sinuosas caminatas, re-significando el contacto entre pie y tierra, el lazo te acerca al mundo, como un ser que habla en infinitas señales, abrazándote con esos tentáculos. Y volveremos repetidas veces sobre aquestos rincones, a calar la honda bocanada en el presente, a mirarse.... a mirarte, a mirartemirarse una y otra y otra vez, para que en resumidas cuentas este mestizaje, transite su baile, de naufrago a certeza. Ósea, el sincretismo de tus voces, de las mías, este pueblo de videntes, que aun quiere levantarse.

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